jueves, 22 de abril de 2004

LA NOCHE DE LA IGUANA

22/04/04 

LA NOCHE DE LA IGUANA 

Hola a todos, tanto a mis lectores “de a pie” como a los periodistas profesionales que me leen para rellenar sus lagunas, abrir nuevas líneas de investigación, o que incluso se inspiran directamente en mis reflexiones o hasta repiten literalmente palabra por palabra algunas de mis expresiones en sus artículos o apariciones audiovisuales...(¿y por qué no lo repetirán todo tal cual?; se cansarían menos y meterían menos la pata). ¿Qué tal estáis, “profesionales”?. ¿Seguís siendo fieles a aquel fogoso idealismo juvenil que os convertiría en el azote de Watergates y elegidos para la gloria de guiar a las burdas e ignorantes masas populares a las divinas alturas de la transparencia informativa?. ¿Por qué no nos contáis otra vez aquella historia tan bonita de lo imprescindibles que fuisteis para enterrar la dictadura y cuanto os debe la democracia en “este país”?. Aprovechad, aprovechad ahora que estáis dando un tan admirable ejemplo de valor y compromiso con “la verdad”. Contad, contádnoslo todo, es vuestro momento, contadlo de nuevo para que el pueblo pueda apreciar en su justa medida el nivel de riesgo que estáis dispuestos a asumir por redimirnos de las tinieblas y agradeceros de corazón lo mucho que os debemos. Está claro que si Franco no hubiera muerto de viejo y viviera aún estaría acurrucado y temblando en su dormitorio sin atreverse a abrir un periódico o poner la televisión, tal es vuestra gallardía. Dejando aparte un par (si llega) de honrosas excepciones, sois basura. Solo estos últimos días algunos arrastrados que antes habían sido tan papistas como el que más, o como mucho se habían refugiado en el silencio cómplice y cobarde, se han atrevido a opinar más bien tímidamente sobre la broma de mal gusto en la que estamos inmersos, y no lo han hecho tanto por dignidad profesional como por nadar y guardar la ropa, por incubar un huevito en cada cesta, por tener un pie en la Capadocia y otro en Europa y no quedarse “descolgados” si, como suele ocurrir en casos como este, la tortilla da la vuelta con tal velocidad que deja expuestas las intimidades de más de uno de los que inicialmente habían definido con demasiada vehemencia su pole position. Personal, no deis vivas a esta escoria, pues no los merecen. Es Internet y el pueblo llano quien abre camino a machete por esta tupida jungla de insidias mientras que ellos se limitan, como máximo, a transitar los senderos ya despejados. Internet y el pueblo son el cuarto y el quinto poder, la prensa española no es más que una piara de estómagos agradecidos. Una piara, sí, y también una jauría, pues los que más han baboseado ante la parejita serán los primeros en arrojarse como perros rabiosos y despedazar a Letizia (y a los suyos) si algún día lo exige el guión. ¿Por qué no a Felipe, que en realidad es el auténtico culpable?, pues no lo se, pero la cosa funciona así. En esta trama será ella quien más pague, mientras que él, seguramente, pagará de menos. En todo caso será el tiempo, inapelable y definitivo juez y crítico de toda realización humana, quien tomará a la larga justa reparación de cada ofensa, es una pena que nuestras vidas sean tan cortas que no den lugar a margen suficiente para apreciar y disfrutar al completo de esta interesante propiedad cuántica, pero sí al menos de una parte, y ya sabéis que los que viven demasiado deprisa suelen morir jóvenes, y esto se aplica tanto a personas como a relaciones sentimentales. Voy con las novedades. 

Y si me he decidido a colgar este post ha sido más por una importante noticia que me ha llegado de cierta estrella secundaria que por ninguna que hiciera directa alusión a la entrañable parejita, pero ahora vamos a eso. Primero, un pequeño repaso de las últimas andanzas de los susodichos; bautizo de la pequeña hija de Ha-koon (¿este no salía en Conan V, rebelión en el Valhalla?) y la ego-alteriana Mette Marit, Ingrid Alejandra, una diminuta y adorable neo-walkyria que no vino del frío y a la que tampoco se llegó nadie hasta el frío para ver; ¿por qué se anuló a última hora la asistencia ya comprometida al evento?; bueno, pues podéis suponerlo; a Letizia no le hacía la más mínima gracia que su aún no consagrado maridito se volviera a encontrar con antiguas conocidas, y no solo reza esto por la Sanum o por una o las dos jijillas de Suecia, sino por cualquier otra princesita nibelunga o mediterránea o árabe o esquimal que pudiera descolgarse por la zona. Añadid a esto que menos aún le apetecía que Felipe (que tiene “nociones” de varias lenguas germánicas, la noruega incluida) pudiera leer alguna reseñita de las que desde hace meses le está dedicando a ella la prensa de por allí. Pero consolaos, consolaos, porque con esta decisión y al menos por una vez y sin que sirva de precedente, todos estuvieron de acuerdo en Zarzuela, por que los Reyes tampoco tenían ninguna gana de que fueran, saben que hay ciertos elementos que es mejor tener siempre cerca y a la vista. Como Felipe y Hakoon son dos buenos coleguitas, aquí no ha pasado nada, él le ha comentado que la novia le tiene atado en corto y el otro se ha hecho cargo (¿cómo no?). Con los noruegos padres ya ha habido un poco más de mosqueo, pero teniendo en cuenta que en su casa también repiten habas varias veces por semana, tampoco llegará la sangre al río. Bueno, pues eso, que en vez de irse a beber hidromiel en el cráneo de algún vikinguito exmonárquico con sus cuernecitos y todo se fueron a comer cochinillo a Segovia, que tampoco es moco de pavo, que de amanecida también puede caer por allí una rasca que no veas. Y ahora viene la siguiente simpática anécdota, la del cochinillo; dos platos, dos, que se comió la muchacha, para que luego digamos que no nos come nada, dos hermosas raciones de cochinillo tostadito y crujiente que además acompañó con entremeses ibéricos y judiones, pan blanco de miga prieta y de postre, ponche segoviano; para beber, agüita mineral sin gas y un vasito de orujo. ¿Y como, me preguntareis, como una mujer de su peso que además está acostumbrada al yogur de soja (el yogur griego le sienta como un tiro) y las endibias desnatadas puede ingerir semejante cena sin efectos secundarios, cuando un hombre hecho y derecho hubiera acabado resoplando como un...resoplón? Bueno, pues ahí está la clave, en lo de los efectos secundarios; después de la cena Letizia desapareció un buen rato en el servicio, y al salir lucía de nuevo tan grácil y bella como al principio, incluido ese arrebatador tono de pimpinela escarlata que destilaba su tez. Para que luego las malas lenguas digan que si le ponen motes (¿hablan de uno? yo en ciertos ambientes tengo oídos por lo menos diez) o que si es más habilidosa que el mismísimo Fary en el uso de los palillos de dientes como instrumentos quirúrgicos de higiene bucal de alta precisión. 

Por lo demás, y como decía la canción, la vida sigue igual, es decir, Letizia, cuyo raquitismo comienza a ser crítico, (en algunas televisiones le llaman Natita Agria, La Lechera Merengada o hasta La Asturiana, porque no hay plano con ella cerca que se salve de acabar cortado), sigue de un humor de perros. Es la angustiada víctima de una “psicología tortuosa”, el problema es que hace participar de ella a todos los demás. Un caso complicado, el suyo. Veréis; en el caso de Letizia, sus desórdenes alimenticios no son causa, sino efecto; son el efecto de una personalidad desequilibrada con tendencias maniaco-depresivas y delirios megalómanos de grandeza. Ahora, tratad de poneros en su lugar; imaginad que durante toda la vida habéis soñado con la fama, con la gloria, con dar el golpe, con que el mundo entero os quiera y admire, y cuando llega el momento resulta que tienen que anular todas vuestras salidas previstas para conocer y recibir loas de vuestros tan añorados súbditos y sustituirlas por fotos a colocar en los escaparates de las pastelerías, garajes y demás establecimientos comerciales, porque es tal el nivel de malestar y rechazo que la próxima reina de España inspira en la sociedad española (¿cómo, cómo se ha podido llegar a esto?) que Zarzuela no se atreve literalmente a enseñarla más de cinco minutos seguidos, sea en persona o a través de los medios. ¿Cómo os lo tomaríais? ¿No os sentiríais bastante hundidos?. Y si a además fuerais una persona que “pisa fuerte”, de “carácter”, de “genio”...¿creéis que la vida sería fácil para todos aquellos que tuvierais alrededor?. Últimamente a la pobre le obsesiona, de forma abrasadora, que las bodas de las infantas fueran mucho más comentadas y publicitadas que la suya, que cuando se celebraron el pueblo las mirara con simpatía o indiferencia mientras que esta, en rigor mucho más importante, haya que montársela de tapadillo porque cada vez que la novia pone un pie en la calle cualquier cosa es imaginable. Este abismo entre lo que ella querría que fuera (salir y que la multitud se extasiara a su paso) y lo que es (tienen que controlar todos sus movimientos para ocultarla) da lugar a tensiones inenarrables, broncas continuas y verdaderos ataques sucúbicos (no creo que exista la palabreja, pero cuadra de miedo) que traen a todo el mundo en Palacio de cabeza. Cualquier hombre que no fuera tan sopazas y calzonazos como el Niño de la III, esforzado maletilla próximo a tomar la alternativa, le habría dado ya el boleto, pero este es de lo más cabezón y pese a los continuos maltratos y desprecios que sufre por parte de su medio limón ha convertido la cuestión de aguantar en algo personal y está el infeliz aguanta que te aguanta...al menos por ahora. 

Pero bueno, ya está bien de hablar de Letizia, que me enrollo mucho y hoy la noticia no era esa. Hoy la primicia la constituye la number two, la Hermaníssima, de la que supe hace poco que bajo el estrellado manto equinoccial del Nuevo Mundo fue también protagonista de su propia Leyenda de Pasión. Sí, señoras y señores, Erika, la llena de gracia alternativa, la segunda persona de la Santísima Trinidad del Nuevo Verbo hecho hembra y que habita entre nosotros, demostró estar a la altura de las circunstancias durante el famoso Crucero que Nunca Existió, esta nueva versión del Holandés Errante en versión todo incluido en primeras calidades. Ocurrió la noche del miércoles al jueves, es decir, la noche siguiente a la mañana en la que El y Ella abandonaron el barco para dirigirse a las Bahamas. La tentación, un distinguido y apuesto galán perteneciente a la más rancia aristocracia, buen mozo, aunque pasa de los cincuenta, piel bronceada, manos fuertes y seguras, voz acariciadora y modales refinados; es lo que se suele denominar como “un hombre de mundo”, la clase de hombre a la que cualquiera de nosotras podría referirse con plena propiedad como un “madurito interesante”. Es además multimillonario y figura por derecho propio en los ambientes más “in”. Me comentan que la noche de autos, con su polo rojo, sus bermudas de marca, su Rolex de oro macizo y sus venerables sienes plateadas, constituía un objetivo de lo más legítimo, incluso arriesgándose a provocar daños colaterales. Y todo esto llevó a que nuestra joven heroína tuviera lo que entre la Gente Guapa se conoce habitualmente como una aventura, un romance, un flirt, en definitiva, un pequeño...desliz. 

Antes que nada, deciros que si me decido aquí a referir esta aventura es porque sus protagonistas la llevaron a cabo auspiciados por fondos del sector público, luego considero apropiado dar al César lo que es del César. 

Sobrevino así; aquel día, algo descolocados por la súbita desaparición de la parejita pero completamente dispuestos a continuar la juerga sin ellos, los pasajeros del crucero fantasma pasaron como siempre la tarde tomando el sol, dándose unos chapuzones y algunos visitando un pequeño islote desierto, donde por cierto abundaban las iguanas. Después el yate fondeó en una hermosa rada, a un tiro de piedra de tierra, junto a la desembocadura de un pequeño río apenas visible tras la lujuriante vegetación. En seguida se echó encima la hora del cóctel y dado lo caluroso de la jornada se bebió con largueza para reponer la mucha transpiración. Martinis, Daiquiries y sobre todo, Piñas Coladas (recordad, tenían varias cajas nuevecitas de piña fresca sin estrenar). Y luego vino la cena, con su ensalada de gambones del Caribe, sus filetes de pez espada, su solomillo Wellington y su macedonia de chirimoyas, mangos y guayabas. Vino blanco, vino tinto y para los postres champagne Moet Chandon del 95 o licor al gusto, Drambouie, Grand Marnier o Cognac Napoleón (ni Carlos I ni Fernando de Castilla ni Fundador, ni siquiera...Soberano). Es normal que la mayoría de la gente estuviera algo achispada, y algunos, directamente roncando bajo la mesa. Uno de estos últimos era el legítimo de nuestra admirada Hermana. Así que los que se tenían en pie hicieron una limpia de cubierta llevándose a los demás a sus camarotes y acto seguido comenzó la sesión de baile. Aquella noche la orquestina del barco tocaba salsa, merengue y bachatta, y Erika se desveló como una consumada conocedora de tan sabrosos sones. Curiosamente, una de las melodías que se también se dejó oír durante la sincopada celebración fue la a ratos ominosa pieza cubana, inspirada en la celebérrima obra literaria del viejo maestro sureño Tennessee Willians, La Noche de la Iguana. Aquella mágica sensualidad del momento amplificada por los cadenciosos y rítmicos compases tuvo como efecto que las inhibiciones comenzaran a desvanecerse y que la empatía entre los dicharacheros componentes del pasaje fuera aumentando cada vez más. Finalmente, la mayoría se retiraron en grupos de dos, tres o hasta cuatro, desapareció la orquestina, y solo una acaramelada pareja quedó danzando a solas y en silencio sobre el puente. 

Imaginaos, si podéis, la escena de aquella noche de terciopelo; la blanca luna, inmensa y plácida, flotando serenamente sobre la vertical de la embarcación; desde tierra llegaba la cálida brisa perfumada de orquídeas, el romántico rumor de mil y una pequeñas criaturas de la jungla susurrándose al oído canciones de amor. Del otro lado de cubierta, brillando a millones sobre la negra superficie del océano, cual si de infinitas velas que cabrillearan sobre una descomunal tarta de aniversario de bodas se tratara, miríadas de parpadeantes microorganismos fosforescentes, que responden en el Caribe al nombre de cucuyitos, y que pueblan las bahías de aquellas latitudes convirtiéndolas en un irisado tapiz de pasión. El hipnótico murmullo de las olas meciendo suavemente la nave, el enloquecedor aroma de la piña colada, el embriagador hechizo de la Cruz del Sur (bueno, en realidad estaban en el Hemisferio Norte, pero me ha quedado tan bonito este cierre...creo que fue Conrad el que dijo que los trópicos son un estado del espíritu). Decidme, con el corazón en la mano, ¿quién, quien de entre vosotras hubiera podido resistirse?. Erika no. Y trémula y subyugada fue conducida, en los fuertes brazos de su recién estrenado amante, hasta el elegante y espacioso camarote donde se consumó el acto de desinteresada entrega, todo él revestido de una apabullante y modélica condición de normalidad, actualidad y modernidad. 

Sobre las diez de la mañana, Erika volvió subrepticiamente a su camarote. Su marido, después de una accidentada noche de retortijones y vómitos, se hallaba profundamente dormido. El hedor dentro del habitáculo era considerable, así que Erika optó por dejar transcurrir su resaca en una tumbona junto a la piscina del navío, en la cubierta de babor. A las cuatro de la tarde se empezaron a dejar ver las primeras y muy desmejoradas caras. A las cinco y media nuestro misterioso caballero (no os preocupéis, me consta que dentro de muy poco se hará público su nombre) se sentó con desparpajo en la mesa donde Erika y su marido, con gafas de sol, tomaban a pequeños sorbos un mágico remedio contra la resaca que les había preparado el barman. Hablaron un corto ratito y a continuación el caballero se retiró a conversar con otro grupo, no sin antes despedirse de la pareja con un campechano “luego nos vemos”. Y efectivamente, la llegada de la noche confirmó como correcta al menos el 50% de su afirmación, luego...se vieron. Y me consta que en Madrid se han seguido viendo. Me imagino que continuará. 


Quisiera agradeceros sinceramente vuestras críticas a mi redacción, las favorables y las constructivas, y aprovechar esta improvisada tribuna digna de mejor causa que con ocasión de los últimos acontecimientos se me ha brindado para comentaros algo y con toda humildad, intentar daros un consejo útil; esa ligereza, esa agilidad en mis textos que algunos habéis expresado disfrutar tanto leyendo no es más que un pálido, palidísimo reflejo de lo que se puede encontrar en las páginas de un buen escritor; leed. Leed cuanto podáis. Pero no la basura policroma que se amontona en los anaqueles junto a las puertas de las librerías y grandes almacenes, todos esos folletines baratos y oportunistas que llaman best-sellers, el registro tosco, defectuoso y vacío de los más huecos y superficiales vaivenes de una época. Huid, huid de eso como de las inmunodeficiencias (peste ya no hay, de momento), no es más que el tañido de sus cencerros, ruido sin furia, la banda sonora de una cacharrería. Buscad las nueces. No les tengáis miedo a los grandes, por que escribieron sus obras pensando en vosotros. Que no os eche para atrás lo abultado de sus volúmenes, por que cuando un escritor es realmente grande su estilo nunca es pesado ni pedante ni académico (eso queda para los mediocres) sino virtualmente desgarrador. Y lo que su pluma desborda no son rebuscadas monsergas intelectualoides sino sentimientos que os asombrará que coincidan en tan exacta medida con los vuestros, de forma que lo que os pareció de primeras un mamotreto indomable será llegando a su final motivo de melancolía cuando echéis de menos que no hubiera durado más. Leed y la (buena) literatura os hará libres, y entonces ni Urdazis ni Ansones ni Polancos ni Ana Rosas ni Teresas (aunque jueguen a dos barajas; más sabe el diablo por viejo...) ni Terelus podrán nada contra vosotros, por que no solo seréis mejores personas que ellos (eso ya lo somos casi todos), sino que os encontrareis muy por encima de ellos porque les estaréis mirando desde arriba con los cientos de ojos con los que cientos de las más inteligentes personas que en el mundo han sido han tenido a bien en obsequiarnos, de forma prácticamente gratuita. Leed y ningún papanatas tratante en modernidades podrá dárosla con queso, ningún blanqueado alacrán parapetado en purpurina se atreverá a escupiros desde su púlpito y a cambiaros el objeto de vuestra devoción según sople el viento, tan pronto queriendo que os desolléis la espalda con un cilicio en nombre de la Virgen María como que taladréis vuestra virtud con un consolador en nombre de...la primera Magdalena (creo que esta última frase ha sido un tanto vulgar, mil perdones). En fin, leed y nadie podrá tomaros el pelo. Un saludo a todos. Hasta la próxima.

Pilar

domingo, 11 de abril de 2004

LA COSA ESTÁ QUE ARDE (PRIMAVERA DE 2004)

LA COSA ESTÁ QUE ARDE (PRIMAVERA DE 2004) 

03-11/04/2004

Hola a todos. No veía el momento de dirigirme a todos vosotros para haceros partícipes de mi enojo y estupor por los sucesos que nos está tocando vivir, pero he preferido esperar hasta poder reunir unos cuantos datos que me permitieran esbozar una crónica aunque fuera esquemática de la esperpéntica secuencia de acontecimientos que hemos sufrido durante las dos últimas semanas. Si no era ya lo bastante indignante que los futuros Reyes de España, adolescentes consentidos y sinvergüenzas de treinta y dos y treinta y seis años respectivamente, pisoteando abiertamente la voluntad de Don Juan Carlos y Doña Sofía y desafiando el más elemental sentido de la oportunidad y la decencia se hubieran ausentado en plena Semana Santa y con España sumida en su circunstancia más trágica desde el final de la Guerra Civil a despatarrarse juntos en una playa del Caribe a falta de mes y medio de celebrar sus esponsales de acuerdo al rito católico, que prohíbe y condena expresamente la cohabitación de los futuros marido y mujer antes del matrimonio, me entero de que la realidad supera toda ficción y que ese periodo lo ha invertido la parejita en realizar un crucero de súper lujo en alta mar juntos y revueltos en un velero con unas cuarenta personas de entre las cuales la mayoría de ellas muestra un perfil que de la manera más suave no podría por menos de calificarse como de dudosa reputación. Prostitutas de lujo, niños de papá y mamá degenerados desde la cuna, empresarios de turbios negocios y un largo etcétera de especimenes amorales y libertinos que han protagonizado escándalos de billete y bragueta que ni el más abanderado defensor de las costumbres de vanguardia querría ver asociado a su apellido. Ya todo esto por supuesto la prensa, alcahueta y cómplice desde el mismo principio de este desafortunado compromiso, guardando un silencio cortesano y reprobable. Porque os puedo informar con rigor de que lo que iba en ese barco está acostumbrado a veladas que harían parecer la comuna hippie más radical de los años sesenta como una sucursal de hermanitas Ursulinas de las de antes; y no hablo ya de top-less o nudismo en cubierta ni de niñerías semejantes, sino de las prácticas sexuales y el consumo de substancias más variado y escalofriante. Y los futuros Reyes de España celebrando allí su despedida de solteros (y su luna de miel pre-sacramental), la misma despedida que como “;costoso sacrificio”; se habían comprometido a anular en señal de duelo por los trágicos incidentes del 11-M. No voy a dar nombres del “;ejemplar”; séquito náutico invitado a la “;ceremonia oficial”; por varias razones, siendo la principal que no soy yo quien para hablar de la vida privada de personajes que no van nunca a representarme públicamente, pero sí de lo que hacen aquellos que todos mantenemos con nuestro sudor para que realicen un servicio a la comunidad que obviamente esta pareja nunca será capaz de desempeñar. ¿Y que me decís de lo que ha pasado en Miami?. Pero desgraciadamente para todos, Letizia no está en su , su desequilibrio se acrecienta a cada día que pasa y arrastra en sus devaneos a un Príncipe Felipe que no es más que un simple pelele sin la más mínima personalidad en sus manos (esto no lo digo para exculparle, sino todo lo contrario; es una persona totalmente incompetente para el cargo que ¿pretende? ocupar), la pobre Reina Sofía es insultada y humillada a diario, y lo que ha ocurrido esta Semana Santa se va a ir destapando poco a poco, incluso con la manipulación mediática, y va a provocar serios problemas tanto a la pareja como a la Monarquía y a la Iglesia Católica. Después de la dramática discusión en Zarzuela, donde Letizia llegó a gritar con furia a la Reina que no se le ocurriera intentar meterse de por medio en su relación con Felipe o este renunciaría al trono de inmediato, la pareja salió escopetada de Palacio y se dirigió al aeropuerto, en donde embarcaron en Gran Clase en el primer vuelo que salía para la zona donde ya desde hacía varios días organizaban en secreto su despedida de solteros. Y ese vuelo era hacia Cancún. Sí, no es cierto que fueran el sábado en un vuelo regular a la República Dominicana, sino que como tenían tanta prisa por salir embarcaron el mismo viernes por la tarde hacia Cancún, y de ahí se dirigieron después a Santo Domingo en un jet privado que alquilaron en régimen de aerotaxi. Allí ya les esperaba (bueno, en La Romana, una urbanización de gran lujo a unos cuantos kilómetros, reservada en exclusividad para el sarao) el yate que Felipe con dinero público y a través de uno de sus íntimos tenía preparado para que su círculo de amigos, otros de Letizia (bueno, más que amigos, familiares, alguna hermanita, cuñaaaoos, primitas, parece que amigos tampoco le sobran) y diversos personajes del mundo del “;espectáculo”; (de los que algunos al parecer ni Felipe conocía, pero fueron invitados a petición expresa de Letizia), disfrutaran de un crucero secreto por las aguas del Caribe. Algunos estaban allí ya y la inmensa mayoría se incorporaron ese sábado y el domingo por la mañana, casi todos en viajes en línea regular de diversas compañías pagados con fondos de la Casa Real, los más en primera y alguno en Gran Clase. Todo se llevó a cabo en silencio y con la connivencia culpable de algunos medios de comunicación.

. El domingo por la mañana se incorporaron también al grupo dos de los especialistas que tratan a Letizia en Madrid, pues la novia finalmente accedió a última hora a que viajaran tras ella y tuvieron que coger un vuelo a Miami (en Gran Clase) y luego alquilar otro aerotaxi para reunirse con la pareja. A eso de las seis horas del domingo por la tarde el barco abandonó el puerto de La Romana y comenzó su “heroica” singladura. A bordo lo más florido y granado de la jet Tombolera, los más bellos y divinos cuerpos Danones que saltan por las camas más elegantes de nuestro para ellos entonces tan lejano terruño. Y hasta algún “artículo” de “importación” podía encontrarse, y no me estoy refiriendo solamente a los licores y al Dom Perignon. En cuanto al ambiente que “reinaba” sobre la cubierta de aquel navío, ¿qué podría contaros?, ya os he dicho que yo soy una persona más bien modosita y nunca he tenido la ¿oportunidad? de vivir ocasiones semejantes, pero tampoco soy ninguna mojigata y he visto películas que seguramente reproducirían con bastante fidelidad la atmósfera que se podía respirar allí. Pero casi mejor no os recuerdo ninguna, que cada cual se lo imagine a su manera; y no tengáis miedo de pasaros, seguro que os quedareis más bien cortos. Digamos nada más que durante los tres días que la parejita permaneció a bordo la comida más temprana nunca se sirvió antes de las cuatro de la tarde, que el número de personas que pernoctaban cada noche en cada camarote era siempre una variable independiente y que había quien se pasaba una jornada entera detrás de otra de lo más “mareado”pese a que la mar estuvo siempre en calma ¿sería el cambio de clima?. Ocurrieron anécdotas como la que a continuación os relato; un día algunas damas del pasaje, entre las que se encontraban Doña Letizia y su Hermanísima, decidieron que querían tomarse una piña colada de aperitivo, pero, ¡horror!, se comprobó que entre las numerosas y sofisticadas viandas embarcadas no había ninguna caja de piña natural. ¿Solución?. Se dio orden al barco escolta de la armada dominicana para que pidiera que un helicóptero les suministrara las piñas en alta mar. Después de una complicada operación de “salvamento” las damas pudieron disfrutar por fin de su coctel antes de la cena. No soy experta en logística militar, pero entre el coste de la operación en sí y las propinas que se embolsarían los mandos de turno, la cosa debió de salir por bastantes miles de euros. El crucero estaba destinado a durar por lo menos hasta el domingo siguiente, pero el martes noche Letizia decidió que quería estar algunos días a solas con su prometido.¿dónde? ¿por qué no las Bahamas? soñaba con ellas desde que era niña. Desde la costa norte de la República Dominicana a Nassau hay más de mil kilómetros, pero el tamaño del mundo está en relación inversamente proporcional al tamaño de la cuenta bancaria del que se desplaza (el dinero está ahí, otra problema es como haya llegado y para lo que estuviera destinado), así que después de que el yate atracó en una pequeña población preparado de polvo de mostaza que se cuenta entre los llamados medicamentos vomitivos, es decir, usados para provocar el vómito en lavados de estómago y casos de intoxicación. Es por supuesto una sustancia cuya administración queda estrictamente prohibida sin prescripción facultativa y sin la presencia de personas con autoridad sanitaria, por razones obvias (¿alguien tiene algún conocido que se lave el estómago él sólo en su casa?). Aquí ya la cosa se fue totalmente de las manos. Letizia se puso a chillar como una loca y dos agentes tuvieron incluso que retenerla físicamente, mientras que otros dos agentes más y tres guardaespaldas sujetaban a Felipe, que estaba totalmente fuera de sí. Cuando todo se calmó, en presencia ya de la autoridad aeroportuaria más alta de los alrededores, uno de los guardaespaldas, profesional en estas lides, se ocupó de los detalles más urgentes para poner en marcha los mecanismos de silencio a aplicar en el caso. A nivel médico el asunto es gravísimo, y más si tenemos en cuenta que Letizia ingería en secreto dichas pastillas al mismo tiempo que sus expertos en nutrición e imagen le suministraban, además de los antidepresivos y ansiolíticos habituales, un preparado de efectos exteriores similares a la cortisona, aunque más suave, con el objetivo de conseguir algo de volumen para su cara con vistas a las presentaciones en público. En fin, así está la cosa, eso es lo que hay, no quiero extenderme que ya estoy siendo demasiado prolífica. Mientras, los Reyes en España al borde del colapso, pulsando todas las teclas para que los impresentables salieran cuanto antes de ese aeropuerto y no trascendiera nada. Mientras nosotros en un avión con más de 200 pasajeros esperando en la pista; vuelo accidentado, nervios, incidentes, se falta al respeto a la tripulación, se aísla a la comitiva del resto de los pasajeros, los guardaespaldas procuran no acercarse demasiado, hay para todos. Llegada a Mallorca. Nadie se atreve a decir nada a Letizia. Ni siquiera cuando a un nivel más frívolo convierte la misa del domingo en otro episodio chusco más con esa chaqueta negra cerrada hasta la barbilla y esa especie de falda de lencería fina (¿fina?...,bueno, lo dejaremos). El psicólogo y la maquilladora pasan media noche en vela y consiguen evitar el desastre más inmediato. El ambiente en Palacio es irrespirable, pero aún así se planea el gran asalto mediático para la campaña de lavado de cerebro que se desatará en breve y será intensa de aquí al día de la boda (con respecto a este último sainete trasatlántico, ya he visto en los medios ejemplos de manipulación aberrantes; en otros casos se trata de simple falta de informaciones exactas). Pero todos saben que está vez la cosa ha ido demasiado lejos y rueda fuera de control y que a poco que trascienda lo que ha pasado esta Semana Santa, puede ser el final, y no solo de la pareja. Para pasar el rato, el que quiera puede entretenerse calculando a grosso modo el coste de toda esta charada; a mí entre vuelos de invitados, urbanizaciones, aerotaxis, yates, hoteles y demás me sale bastante por encima de los DOS MILLONES DE EUROS, y eso que yo estimo por lo bajo y solo contabilizo sobre transacciones de artículos legales. Si hubieran ido cuatro días a Mallorca como era su obligación y los Reyes querían, con unos diez o veinte mil Euros la cosa hubiera quedado cubierta. ¿Y es que se está tan mal en un Palacio en Mallorca con todas las comodidades?. Para mí lo quisiera. Y eso es todo por ahora. A los que os preocupáis por mi seguridad, muchas gracias, pero de momento no he notado nada raro....tocaremos madera. Un saludo. Seguiré informando. Enviado por: increíble pero cierto! | 16 junio 2004 
Enviado por: | 16 junio 2004