lunes, 6 de septiembre de 2004

EL PENÚLTIMO WALTZ

"EL PENÚLTIMO WALTZ"

Pilar 


06/09/04

Hola a todos. Hoy queremos despedirnos de todos vosotros, nuestros valorados lectores. Pero no os pongáis tristes, aún no. Veréis, es que últimamente estamos cada día marcadas más de cerca por las hound-packs de Palacio, y sinceramente, nunca sabemos si el post que colgamos va a ser el último; ya una vez pensamos que no podríamos continuar, y aunque después encontramos medios alternativos para seguir en la brecha, dudamos de que la cosa dé para mucho más, pues lo incalificable y absurdo de la situación recrudece las medidas a tomar contra aquellos que la conocen y la cuentan. Por eso, vamos a procurar transmitiros aquí una especie de farewell anticipada, una suerte de legado testamental en previsión de una separación inesperada y abrupta que algún día pueda llegar. Que sepáis que continuaremos la denuncia de esta delirante Farsa mientras sea humanamente posible. 

Como habréis podido apreciar, ha sido desde el mismo principio nuestra principal intención la de informaros de lo que realmente se cocinaba en los entresijos de Palacio, de relataros “la verdad”. Pero, ¿qué es la verdad?, preguntó el romano al hebreo, demostrando así ser quizás acomodaticio, pero no tonto, no creemos pecar de heterodoxas si confesamos compartir hasta cierto punto la opinión de veteranos doctores de la Iglesia, o de fuera de ella, que defienden la tesis de que quizás a Pilatos se le haya juzgado demasiado severamente. Sí, ¿qué es la verdad, donde encontrarla?; desde luego, sabemos lo que no es, donde no la podréis vislumbrar; no chocareis con ella en los nauseabundos bizcochos de ranas y hadas que requeman en el horno de las publicaciones oficiales, en los himmlerianos fotomontajes de las revistas del “corazón”, en los ridículos y transparentes intentos de presentar como agua de mayo la riada que nos lleva. Pero tampoco pretendemos nosotras erigirnos con el monopolio de lo absolutamente verdadero, así que, por los errores, exageraciones, o juicios de valor inadecuados o injustos que hayamos podido cometer, desde aquí pedimos disculpas, tanto a sus sujetos pacientes, como a vosotr@s. Lo que en resumen queremos expresar, es que hemos hecho todo lo posible por ser objetivas, pero no queremos tampoco condicionar la opinión de nadie, no buscamos seguidores, sois ciudadanos libres, tenéis sentidos y cerebro, usadlos y nadie podrá tomaros el pelo (leer cosas buenas es un efectivo método para convertirse en alguien cabal y “discreto”, que es como catalogaban nuestros clásicos a las gentes de sentido común, en oposición a los cantamañanas, bocazas y demás mastuerzos). 

Una de las cuestiones sobre la que hemos meditado más a fondo es; ¿por qué esa sensación de desaire y ultraje, de rechazo instintivo y razonado a la elección del príncipe, que se ha producido con semejante virulencia en todas las capas de la sociedad, sin discriminación de género, credo, orientación política?, ¿es porque fuera plebeya, divorciada, republicana, atea (lo que ya de por sí sería fuertecito, después de todas las películas que nos habían contado)?, ¿o más bien por el absoluto fraude que ha supuesto este acontecimiento, su anuncio el día de difuntos, la manipulación y falsedad en todo el proceso, la traición al pueblo soberano de unos medios de comunicación que habían remado con nosotros en y desde la Transición, la descarada burla a todas las convicciones y el absoluto desprecio a la inteligencia de la ciudadanía?. Cada uno es muy libre de opinar lo que quiera, pero nosotras nos quedamos con esta segunda tanda de razones. Veréis, creemos que la cosa como fondo, además de sus evidentes y delicadas connotaciones sociopolíticas, presenta una componente psicológica, casi biológica; aquí lo que ha ocurrido es que, por razones históricas que sería muy complicado entrar a detallar, pero que más o menos conocemos todos los nacionales (del nacionalismo implícito y de los explícitos), la inmensa mayoría de los votantes, los denominados Juan Carlistas, habíamos aceptado una Monarquía ilegalmente impuesta por el régimen anterior como mal menor, para que actuará como moderadora de nuestros siempre apasionados y viscerales impulsos; por su propia naturaleza debía de responder pues a un modelo Paternalista; efectivamente, más o menos subconscientemente,todos identificábamos a los Reyes como una especie de padres justos y equidistantes, que tenían la misión de separar y poner paz entre los hermanos de una numerosa prole, siempre prestos a enzarzarse por un quítame allá esas pajas. Y aquí está el quid de la cuestión; con la elección del príncipe, de ser hijos putativos hemos pasado todos a ser...otra clase de hijos. Y no porque la princesa fuera plebeya, divorciada, o porque hubiera tenido relaciones anteriores, sino porque no nos dejan ver su sentencia de divorcio, porque sabemos que entre esas relaciones anteriores figuraban hombres casados, que sus relaciones con el príncipe eran simultáneas con las de al menos otro hombre, y que se nos esconden innumerables trapos sucios, y eso es algo que no tiene nada que ver con la modernidad, sino con la coherencia, la fidelidad y la traición (no la tradición, la TRAICION). Y todo esto nos lo han querido empujar con el palo del escobón hasta la tráquea, confundir y ocultar de una forma tan chapucera y vergonzosa, que nos han puesto a todos en el disparador. Vosotros, extranjeros, de habla hispana o no, que también inquirís desconcertados, ¿no apreciaba tanto el pueblo español a esa Monarquía, contra la que ahora arremeten?, bueno, pues aquí tenéis un intento de explicación; desde luego que nuestra idiosincrasia es complicada (¿y cual no lo es?), la presencia de elementos orientales en nuestra mentalidad occidental configura unas relaciones sutiles y complejas con la Autoridad (un poco, quizás, al estilo de Rusia), pero lo cierto es que los sentimientos que nos embargan no son ni con mucho privativos de las latitudes meridionales; los gélidos noruegos, los suecos, los liberados holandeses, todos han torcido el morro ante los inapropiados devaneos de sus Monarquías, y todos han exigido garantías que aquí en ningún momento se han dado. El Reino Unido tiene su Reality-Show, pero claro, esto no es un “Reino Unido”...por supuesto, siempre nos quedaría Mónaco, pero sinceramente, pensamos que aquí podemos apoyarnos en otros valores para atraer al turismo. Así que, como decimos, hemos pasado de tener una madre Madonna a tener una madre República(ná), y encima nos lo han querido vender como “normalización”, “avance social de las clases proletarias”, “modernización”, y vamos, francamente...¿a cuant@s de vosotr@s, por modern@s que seáis, os gustaría llegar a casa y encontraros a vuestra madre colocada hasta las cejas y saltando encima del colchón con un recién llegado en la misma cama donde duerme con vuestro padre?...el tema Letizia, tal y como nos lo han clavado, es solamente equiparable a una infidelidad conyugal de hecho y de derecho, con nocturnidad y alevosía...si al menos le echara un poco más de gracia a sus representaciones, pero la chica no es Gracita Morales precisamente, que se le va a hacer. Por supuesto, la figura de un Padre Cabeza de Familia con “caché” suficiente como para hacerse oír y respetar, ha quedado totalmente atomizada con la figura de este chichirivainas, un mero accesorio que cuelga de su esposa como podría colgar un bolso; y “en este país”, con eso, no nos basta; los españoles (hombres y mujeres), podemos ser durante los periodos de calma tan metrosexuales como cualquiera, pero en cuanto nos toquen un poco la moral, ascenderá a la luz nuestra verdadera naturaleza, que es de navaja fácil, y requerirá moderadores a la altura de las circunstancias...¿a que fontanero recurriremos ahora los habitantes de la casita sin techo, para minimizar las goteras?, ¿a un niñato que ha demostrado semejante grado de irresponsabilidad y golferancia, al que no dejan abrir la boca ni en su casa?. Esa era pues la única razón de mantener una Monarquía totalmente desfasada, una Monarquía para mujiks en un país con enseñanza básica obligatoria, ¿o es que puede mantenerse de algún modo la surrealista contradicción de “Monarquìa Parlamentaria”, si no es por el hecho de que todos los implicados guarden el más exquisito respeto a las reglas del juego?...y como este individuo no lo ha hecho, pues ya está sobrando...Pero vamos a ver, Letizia, (a Felipe no le pregunto porque no habrá pensado nunca en este tema, como no piensa en ninguno), ¿de verdad creías que te ibas a constituir en la musa redentora del pueblo inocente? ¿de verdad creías que los mujiks te aclamarían como la nueva Juana de Arco en versión liberté, egalité y modernité, mientras las élites intelectuales y los profesionales liberales te hacían guiños desde la grada?, ¿de verdad creías que nos dejarías a todos patitiesos con tus “joyas bibliogràficas”? Muchacha, sin querer hacer de menos a nadie, entérate de que el Universo no empieza, ni mucho menos acaba, con tu querido Larra. Las élites intelectuales y políticas nos endosaron en su tiempo esta Monarquía como mal menor, para librarse de la Vieja Guardia de aguiluchos y mantener en lo posible la unidad de España; ahora, si algo, estarán a...congonjados, viendo la que se nos viene encima, aunque por h o por b les convenga mantener la boca cerrada. Los “profesionales liberales”, de nivel medio alto o alto, (a los que tan jocosamente te han querido asimilar para vendernos la burra, a ti, que nunca fuiste más que un intelecto que iba de lo más justito (sin la menor intención peyorativa y mejorando lo presente), una cara resultona a la que diversos contactos familiares facilitaron la posibilidad de hacer unas cuantas suplencias, hasta que diste el braguetazo), tienen bastantes problemas ocupados como están en malpagar sus viviendas, dado el actual ratio renta del trabajo/precios inmobiliarios, como para acordarse de ti; en todo caso, pensarán que menuda injusticia es esa de que, mientras ellos construyen puentes o diseñan estrategias de empresa y no ganan ni para un utilitario, una listilla que no sabe ni cruzar las piernas esté desparramando con un Ferrari en Ribadesella o en Las Bahamas, por la cara. Y en cuanto a los mujiks, bueno, el problema con ellos es que...ya no quedan. Cualquiera que haya asistido a clases hasta tercero de la ESO, o que, sin haberlo hecho, haya visto en la tele alguna película de la Revolución Francesa, no va a poder evitar que okupen su cabeza ciertas ocurrencias de lo más guasón ante el espectáculo de vuestras fervorosas visitas al Santo Padre, ante vuestro simbólico status de supuesta “divinidad” que con tanto ahínco tratan de probarnos en los medios. Y, si abres un libro de historia, te percatarás de que es la aceptación por parte del contribuyente de dicho status, amén de unas cuantas baterías artilleras estratégicamente colocadas en las colinas sobre las que se asienta Palacio, lo único que separa a los Reyes sin Consenso de ser despedazados por la turba... Pero puede ser también que no, que no te hayas planteado para nada ninguna de estas cuestiones, que todo esto te la traiga floja, al fin y al cabo a ti este megahit del box office te ha pillado con bastantes más espolones que los que teóricamente revelabas en tu etapa mejicana, y quizás a estas alturas lo único que hayas perseguido es vivir como una Reina, y salir todos los días en el telediario sin necesidad de pasar por redacción; bueno, pues a lo escrito aquí encima nos atenemos nosotras, comentadle al arquitecto de la Casita del Príncipe que os diseñe un foso de techos altos y bien “trufado” de pirañas, porque, desde luego, los españoles no estamos por la labor de mantener gorrones maleducados que no nos sirvan de nada, y no sería la primera vez, (ni la segunda), en concreto, la que exigimos es la tercera... 

¡Ah, Buda-Pest!, con sus augustos baños públicos, sus elegantes Palacios, sus melancólicos violines llorando sobre las venerables aguas del Danubio; seguro que la princesa se zampó cuatro o cinco platos de goulash del tirón, mientras palmeaba vigorosamente unas Czardas. Majestades, en mi pueblo, de cuyo nombre no quiero (ni) acordarme, que se acurruca cual chocha perdiz al amor de los pelados cerros de la España rural e interior, también somos amantes de la música, y aunque dudo de que en todo el término se pueda encontrar ningún Stradivarius, tenemos unas joticas muy majas, que acompañamos jubilosos con el raca-raca de una botella de anís...¿para cuando la inauguración principesca de algún Instituto Cultivado por la zona?...En fin, como siempre, nos estamos enrollando demasiado, pero es que el tema da tanto de sí...seguimos tras la pista de la Virginiana Concepción, pero es muy complicado, aunque nuestra sombra es alargada, en los EEUU el tema de la información lo llevan casi siempre muy por lo restringido, y más ahora con la que está cayendo, veremos que se puede sacar en claro. Un saludo a todos, hasta la próxima. 

Pilar

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